En materia laboral existen dos tribunales especializados. Los Juzgados de Letras del Trabajo, los que resuelven los conflictos entre trabajadores y empleadores, y de éstos con las organizaciones sindicales. Comúnmente se les llama tribunales laborales o del trabajo. Además, para cumplir las sentencias o para ejecutar los títulos ejecutivos laborales, existen los Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional.

Dentro de las principales materias que conocen los tribunales laborales se encuentran las materias relacionadas con el cobro de prestaciones laborales (remuneraciones pendientes, pagos, vacaciones, etc.); los despidos y la terminación del contrato de trabajo; la vulneración de derechos fundamentales al trabajador; las prácticas antisindicales y desleales de la negociación colectiva; los ilícitos laborales, vulneración de derechos laborales y de seguridad social, y su respectiva sanción; los reclamos por inexistencia de un contrato de trabajo y/o simulación con un contrato de honorarios; y todas las modificaciones en la organización del empleador que tenga efectos laborales; entre otros.

Para actuar en los tribunales laborales es necesario contar con un abogado, no así para los actos y trámites que tengan que realizarse en la Inspección del Trabajo.

Los procedimientos en los tribunales laborales son bastante rápidos y concentrados. Generalmente, se inician con una demanda escrita y con una contestación a la demanda (que en algunos casos debe ser escrita y en otros oral), y continúan a través de audiencias orales que se desarrollan con las partes, el juez y todas las pruebas (documentos, testigos, peritos, etc.). Los procedimientos laborales pueden concluir por acuerdo entre las partes o con la decisión del juez en una sentencia, respecto de la cual se puede presentar un Recurso de Nulidad ante la Corte de Apelaciones. Frente a la sentencia que resuelve un Recurso de Nulidad, se puede interponer un Recurso de Unificación de Jurisprudencia ante la Corte Suprema.